martes, 15 de noviembre de 2016

Les heritiérs (2014, Francia). Una reflexión baladí sobre la enseñanza actual.



El cine, al igual que la literatura, puede ser simple entretenimiento o revulsivo. Hay tiempo y ocasión para todo, pero la película que os traigo a colación es un interesante alegato contra la mala educación.
Anne Guegen es una profesora de Instituto que, de la mano de una conmovedora vocación, se preocupa de sus alumnos más problemáticos y los desafía a participar en un concurso estatal sobre niños y adolescentes en un campo de concentración nazi. Las lecturas que se pueden entresacar son varias, pero yo me quedo con esa enseñanza que consiste en que los alumnos aprendan por sí mismos. Otra lectura es el destino de una clase social marginada con un futuro gris por delante, la otra el mediocre panorama educativo de las sociedades occidentales teniendo en cuenta los enormes recursos disponibles. De hecho, el film pasa de puntillas alrededor de las dificultades internas, profesionales, con las que se enfrenta la profesora Guegen para llevar a cabo sus propósitos y que podían haber desembocado en otra historia completamente diferente, igualmente interesante pero más alejada del melodrama. En fin, que se trata de un film francamente interesante.
A mí desde luego que me ha hecho reflexionar y, como podéis comprobar, sigo en ello. Mis hijos tienen 6 y 8 y día tras día me llegan a casa con deberes y más deberes, pero no le voy a echar la culpa a estos y caer en el excesivo debate que se está dando al respecto. A mí lo que me preocupa es el currículo, y lo peor que no veo visos de mejora porque cuando escucho a los grupos políticos hablar de educación terminan desbarrando en asuntos de escasa enjundia.
Vamos a ver, el debate debería centrarse en lo que los niños necesitan aprender. ¿Qué es lo que realmente precisan? En mi humilde opinión necesitan aprender a aprender por sí mismos. Sí, la disciplina es importante, y también lo es la adaptación a este mundo cambiante, pero sería mucho más fácil con menos contenidos, que son, en definitiva, a estas edades, contenidos de usar y tirar que se memorizan sin comprensión para luego ser desechados sin reciclaje.
Por poner un ejemplo, me hago cruces al comprobar cómo los niños de 8 años se aprenden al dedillo las tablas de multiplicar, ¡como el Padrenuestro!, cuando en realidad ni siquiera saben aún el concepto de multiplicación (que viene a ser una suma múltiple). Con seis o siete años se les enseña las diferencias entre un árbol de hoja caduca y otra de hoja perenne cuando están en edad de subirse a los árboles y correr por el bosque.
En fin, ahí queda mi ociosa reflexión, seguramente equivocada, pero no por ello la movie deja de ser interesantísima.

2 comentarios:

  1. Hola, Rubén: la visión que tienes de la educación (por lo que se adivina en tus palabras) representa una línea pedagógica muy compartida en la actualidad por algunos sectores que ya la imponen y que se lleva practicando desde hace unos años en Primaria y en la ESO. Y ya se están viendo los frutos en el rendimiento intelectual entre el alumnado que sale de la Primaria y nos llega a los institutos: habilidades nulas en redacción, expresión y comprensión. Nulo pensamiento abstracto y poca capacidad de trabajo y esfuerzo. A simple vista puede parecer que la memorización no sirve de nada, y es verdad que retener datos absurdos es un tarea inútil pero no se debe desechar toda la memorización. Es una de las fases más importantes del aprendizaje y, aunque en el presente del niño no se vean los frutos, proporciona estrategias intelectuales muy valiosas: mejora de la expresión escrita y oral; mejora en la lógica mental al estructurar las frases, los párrafos y las secuencias correctamente; integra el conocimiento con orden,... En fin, escribiré mi propia entrada en mi blog sobre la educación para aportar mi opinión, basada en tantos años de trabajo, y después de haber vivido varias leyes de educación distintas. Creo que esa corriente le está haciendo un gran daño al alumnado. Es verdad que aprueban más, pero la nivelación por lo bajo es tremenda.
    Un saludo afectuoso, Rubén, no me enrollo más y disculpa si esto pareció una diatriba, pues no fue mi intención.

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    1. No, por Dios, tu comentario me sirve, ¡y mucho!, porque yo sé que a menudo uno cae en la autocomplacencia y lleva sus ideas demasiado lejos. De alguna manera intuía lo que dices y trato de no caer en el discurso fácil. Desde luego que no llego a desarrollar mucho mis argumentos. He leído algo últimamente sobre la escuela en Finlandia.
      Yo lo miro todo desde mi punto de vista particular, pues he sufrido una experiencia "dolorosa" debido a que mis hijos han desarrollado el habla muy tarde. He chocado con muros de incomprensión y al final yo, sin ser especialista en educación ni en nada, he acertado en todos mis argumentos (subrayo la palabra argumentos porque no los he visto en el otro lado) frente a una larguísima lista de "profesionales". Entiéndeme, ando un poco quemado con el gremio y seguro que de una manera u otra soy excesivamente sarcástico.

      Estaré atento a tu entrada sobre la educación :)

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